- Exposición: Pioneras
- Dora Gabe
Fue una de las poetas más apreciadas de Bulgaria durante su vida y, hoy en día, se conmemora a Dora Gabe tanto en su país de origen como en toda Europa. Famosa no solo por sus poemas e historias, sino también por sus traducciones que ayudaron a popularizar a los autores extranjeros en Bulgaria, y viceversa. Se la recuerda como escritora pero también como activista, ya que luchó por la paz y los derechos de los niños. En este capítulo de Pioneras, conocemos a la mujer que hizo una gran aportación a la literatura europea al tiempo que vivió tiempos difíciles.
El 16 de agosto de 1888, Isidora Gabe (adoptó el nombre de Dora como un pseudónimo posteriormente) nació en una familia de diferentes orígenes: su madre Ekaterina Duel era descendiente de una acaudalada familia ucraniana y Peter Gabe emigró de Rusia y alcanzó la fama como publicista y político. Fue el primer judío elegido en la Asamblea Nacional de Bulgaria, aunque no fue aceptado para el cargo debido al antisemitismo contemporáneo. Dora y sus dos hermanos crecieron en Dabovic, un pueblo del noreste rural de Bulgaria. En ese momento, el país llevaba siendo un principado independiente apenas 10 años. La región de Dobruja, en donde Dora pasó su infancia, acogía a muchos grupos étnicos diferentes y había tenido vínculos con diferentes naciones a lo largo del tiempo.
Como hija de una familia pudiente en comparación con otras personas, Dora recibió una educación formal y participó en eventos culturales. Asistió a una escuela en Varna, una ciudad en la costa del Mar Negro. A los 12 años, comenzó a publicar sus propios poemas. El primero se llamó Primavera y apareció en la revista Mladina («Juventud») en 1900.
Dora pronto descubrió una pasión por viajar y vivir en el extranjero que la acompañaría toda la vida. Tras obtener una licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad de Sofía (apenas unos años después de que las mujeres pudieran estudiar allí), se trasladó a estudiar Filología Francesa en Ginebra y Grenoble. En 1907, regresó a su región natal y trabajó como profesora de francés en una escuela.
Tras regresar a Bulgaria, Dora conoció a Boyan Penev, profesor de literatura búlgara y eslava en la Universidad de Sofía. En ese momento, ya empezaba a tener cierta fama como poetisa, con su primer libro de poesía Temenugi («Violetas») publicado en 1908. Boyan Penev pertenecía a una nueva élite de jóvenes intelectuales y compartían muchos intereses, concretamente la literatura y la poesía búlgaras. Para poder casarse con él, Dora tuvo que dejar atrás su fe judía y convertirse a la Iglesia Ortodoxa oriental. Finalmente se casaron en 1909.
Aunque casada, Dora siguió viviendo una vida bastante independiente. Desarrolló una gran red de contactos con artistas y escritores de toda Europa. Y se mudó a menudo en los siguientes 20 años, tanto con su marido como sola, por diversas razones. La Primera Guerra Mundial y el caos que ocasionó la impulsaron a abandonar su hogar. Entre 1913 y 1940, Dobruja dejó de pertenecer a Bulgaria, su país natal, y pasó a formar parte de Rumanía. Y aunque su marido consiguió un puesto como profesor en la Universidad de Sofía en 1913, Dora vivió en muchos países europeos hasta mediados de la década de 1930, incluyendo Polonia, Alemania, Suiza, Austria, República Checa y el Reino Unido.
A nivel nacional, recibió mucha atención y fue muy valorada por su talento. En el periodo de entreguerras, se dio a conocer como crítica literaria y mantuvo el contacto con artistas búlgaros e internacionales. En 1925, el Ministerio de Educación Nacional la invitó a editar la serie Библиотека за най-малките («Bibliotecas para los más jóvenes»), lo que le dio la oportunidad de trabajar en literatura infantil, un ámbito que fue cada vez más importante para ella.
Un niño es una persona con todos los sentimientos y la paz divina. Debemos orientar al niño, pero nunca aterrorizarlo, de lo contrario destruiremos su espíritu, y eso es lo más terrible de la vida. Ya que una persona sin espíritu es una persona desconectada. Debemos cuidar a los niños, porque somos responsables de ellos: son la generación futura.
Dora Gabe
El matrimonio entre Dora y Boyan se complicó poco después de su boda. Se supo que Boyan tenía relaciones extramatrimoniales y la obligó a dejar de escribir para dedicarse a la traducción. Se separaron mucho antes de que él muriera en 1927. Dora reflexionó sobre su matrimonio de forma muy crítica: «Cuando me casé con Boyan Penev (...), yo participaba más de sus intereses. Me enriqueció su influencia, pero empecé a perder mi identidad. No vivía mi propia vida interior, sino la suya. Desafortunadamente, mi desarrollo solo se produjo después de su muerte». (Kovacheva 2010: 151 ff.)
Hasta finales de los años 30, Dora siguió editando literatura infantil, como la revista para niños Ventana. También escribió poemas, historias sobre sus viajes y ensayos. Publicó críticas sobre autores y poetas búlgaros y extranjeros en diversas revistas. Y empezó a involucrarse cada vez más en la política. Fue una de las fundadoras del club búlgaro PEN, una de las primeras asociaciones no gubernamentales internacionales que abogaron por los derechos humanos y la libertad de expresión y la literatura.
Tras la guerra, Dora siguió fomentando las relaciones entre Polonia y Bulgaria, especialmente a través de las artes, por ejemplo, como asesora de asuntos culturales en la Embajada de Bulgaria en Varsovia de 1947 a 1950. Representó a su país y su pasión por la literatura, los derechos humanos y los niños como oradora internacional en numerosas conferencias en su tierra natal y en el extranjero.
En sus últimos años, Dora Gabe se centró en la traducción de las obras de otros autores, poniendo a disposición de los lectores búlgaros la literatura polaca, checa, rusa, francesa y griega, y viceversa. Entre sus muchas traducciones se encuentran autores clásicos como Adam Mickiewicz, Maria Konopnicka y Jiří Wolker. Su obra se extendió por todo el mundo. Como ejemplo, su colección Почакай слънце («Espera, Sol») ha sido traducida y publicada en docenas de países de todo el mundo, desde Argentina a Canadá, pasando por Vietnam.
Dora Gabe no solo alcanzó la fama por su obra artística, aunque muchas generaciones crecieron con su poesía y literatura infantiles. Defendió los derechos humanos, luchó por la infancia y entabló lazos entre país al traducir a poetas de importancia nacional y hacerlos comprensibles para un público más amplio e internacional.
Fue nombrada diplomática honoraria del Consejo de la Paz y recibió la Cruz de Oro por su trabajo en las relaciones entre Bulgaria y Polonia. Además, se convirtió en «Ciudadana Honoraria de Tolbukhin», hoy en día Dobrich, una ciudad de su región natal.
Dora Gabe murió el 16 de noviembre de 1983 en Sofía, a la edad de 95 años. Su casa había sido punto de encuentro para artistas, escritores y poetas y, más tarde, fue conmemorada como una de las poetas más importantes de la historia de Bulgaria. El Premio Nacional de Literatura Dora Gabe fue concedido por primera vez en el que habría sido su 115.º cumpleaños. Cada cinco años se celebran los logros literarios búlgaros, en recuerdo de toda una vida de actividades y logros de Dora Gabe.
Si no hubiera errores, no habría contradicciones, no habría vida.
Dora Gabe