- Exposición: Patrimonio en riesgo
- Reconstrucción de Notre-Dame
Un símbolo nacional con un pasado dramático
Como la construcción de Notre Dame de París empezó hace casi 1000 años, la catedral ha sido un elemento clave del paisaje parisino y un símbolo de la nación francesa. Su historia es un microcosmos de la historia francesa: ha sido testigo de revoluciones e inestabilidad política, ha sido profanada, restaurada y remodelada en numerosas ocasiones. El incendio que destruyó el tejado, el capitel y los muros superiores de Notre Dame el 15 de abril de 2019 fue solo el último trágico episodio de su larga historia.
La representación temprana y topográficamente precisa del París medieval que se muestra aquí incluye la catedral de Notre Dame. Pertenece al libro Horas de Étienne Chevalier, uno de los manuscritos más espléndidamente iluminados y famosos del siglo XV. Fue pintado por Jean Fouquet, artista de la corte de los reyes Carlos VII y Luis XI, para el tesorero de Francia.
En el paisaje de esta página, Notre Dame destaca en los demás monumentos reconocibles de la Île de la Cité, como el capitel de la Saint-Chapelle y el Pont Saint-Michel.
Incluso antes de terminar la catedral de Notre Dame, en torno a 1350, se utilizó como lugar de celebración de grandes eventos nacionales. Ya en 1214, el rey capeto Felipe II de Francia celebró su victoria contra John Lackland, duque de Aquitania y Normandía, y rey de Inglaterra con una misa Te Deum en Notre Dame. El tamaño y la capacidad de Notre Dame para albergar multitudes la convirtió en el lugar ideal para celebrar prestigiosos eventos, como misas funerarias y bautismos de príncipes.
El estallido de la Revolución Francesa y la declaración de que el catolicismo dejaba de ser la religión nacional de Francia sumió a Notre Dame en el caos. Se destruyeron muchas de sus estatuas, se saquearon sus decoraciones y apliques, y el edificio entró en un periodo de deterioro y abandono.
El concordato de 1801 firmado por Napoleón Bonaparte y el papa Pío VII redefinió el catolicismo como la religión de la mayoría de la población francesa (si bien, no la religión nacional) y fue un punto de inflexión en la fortuna de Notre Dame. El 10 de abril de 1802 se celebró una misa Te Deum en Notre Dame para la proclamación del concordato y el propio Bonaparte eligió ser coronado emperador ahí en 1804, tal y como muestra la famosa pintura de David (arriba).
Con toda seguridad, la catedral de Notre Dame de París es, a día de hoy, un edificio sublime y majestuoso. Aunque ha conservado su nobleza con el paso del tiempo, uno no puede sino lamentar, sino indignarse ante las innumerables degradaciones y ultrajes infligidas contra este venerable monumento, tanto por el paso del tiempo como por la mano del hombre.
Nuestra Señora de París, 1831. Victor-Marie Hugo (1802–1885)
Controversia por la renovación en el siglo XIX
Durante la Monarquía de Julio (1830-1848), se transformó la política cultural de Francia. Los edificios y monumentos del Antiguo Régimen, como el Palacio de Versalles y el Louvre, se seleccionaron para su reparación y conservación. En 1830, se creó el puesto de Inspector General de Monumentos Históricos, que se encargaba de clasificar y evaluar las renovaciones de los edificios.
En 1844, los jóvenes arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus ganaron un concurso para la restauración de Notre Dame. Las obras se llevaron a cabo a lo largo de 25 años (Lassus falleció en 1857) y la restauración intervencionista, que incluía la reconstrucción del capitel y la sacristía, y la creación de nuevas esculturas, vidrieras y campanas) basada en conceptos contemporáneos de la artesanía medieval, sigue siendo objeto de controversia hoy en día.
Restauración. Tanto el término como el concepto son modernos. Restaurar un edificio no es mantenerlo, repararlo o rehacerlo, es recrearlo en una condición integral que jamás nunca existió en ninguna época.
Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc, «Restauración», en el Diccionario razonado de la arquitectura francesa del siglo XI al siglo XVI, París, B. Bance, 1866, t.VIII, págs. 14-34.
Las nuevas estatuas comisionadas por Viollet le Duc incluían la escultura de la Virgen y el Niño de Adolphe Victor Geoffroy-Dechaume representada en esta maravillosa fotografía de Auguste Mestral.
Conservado en los archivos Geoffroy-Dechaume del Museo Metropolitano de Arte, uno de sus conservadores lo describe y contextualiza así:
«El renovado interés de mediados del siglo XIX en el pasado medieval de Francia resultó en la restauración (en ocasiones, torpe y, en ocasiones, imaginativa) de buena parte de los monumentos más importantes de la nación.
En la fotografía de Mestral, que procede de los archivos de Geoffroy-Dechaume, las figuras celestiales permanecen en la tierra en el sitio de construcción; poco después, se elevarían hasta una posición central en la fachada occidental, por encima del portón principal y frente al rosetón».
Un día aciago para Notre Dame
Desde la restauración supervisada por Viollet-le-Duc, Notre-Dame se ha encontrado en una constante fase de restauración, conservación y limpieza. Tras el cambio de siglo, la catedral se ha visto amenazada por el terrorismo y la erosión causada por la contaminación atmosférica y la lluvia. Apenas en 2017, se llevó a cabo un exhaustivo programa de restauración para Notre Dame que costó 150 millones de euros, antes de que el fuego la arrasara el 15 de abril de 2019.
Las llamas (cuya causa sigue siendo incierta) empezaron bajo el tejado de Notre Dame y se propagaron con rapidez, destruyendo los apliques de madera del interior y las vidrieras. Para cuando se extinguió el incendio nueve horas después, ya había consumido el capitel de la catedral y buena parte de su tejado.
Tras el incendio, el presidente francés Emmanuel Macron se comprometió a restaurar Notre Dame y emprendió una campaña de recaudación de fondos internacional. En el momento de la redacción de este documento, se estimaba que la restauración podría tardar 20 años o más.
Una Notre Dame para el siglo XXI
El primer ministro francés Edouard Philippe ha anunciado recientemente una competición arquitectónica para diseñar un sustituto para el capitel de Notre Dame, solicitando un nuevo diseño «adaptado a las técnicas y desafíos de nuestra era».
Inspirados por el desafío de reconstruir Notre Dame, numerosos arquitectos, diseñadores y expertos en restauración están aplicando nuevas tecnologías e ideas. La empresa holandesa CONCR3DE ha hecho una innovadora propuesta para combinar materiales antiguos con las nuevas técnicas para reconstruir Notre Dame. Quieren utilizar una mezcla de caliza y ceniza para imprimir directamente en 3D elementos como las estatuas.
Este ejemplo muestra cómo las nuevas tecnologías pueden ayudarnos a superar los problemas de capacidad y recursos relacionados con la mano de obra cualificada y la escasez de materias primas.
En el caso de Notre Dame, se obtendrán grandes beneficios gracias a la obra del difunto profesor adjunto Vassar de Arte Andrew Tallon, que fue pionero en el uso de la tecnología láser y las técnicas avanzadas de imagen. Tallon escaneó digitalmente Notre Dame entre 2015 y 2018 (hasta su fallecimiento en noviembre) utilizando cámaras esféricas de 360 grados transportadas por drones. Posteriormente, generó más de mil millones de puntos de datos, la obra de Tallon en Notre Dame nos ofrece una imagen detallada de la catedral antes del incendio.
Las tecnologías en 3D tienen numerosas aplicaciones prácticas para el patrimonio cultural, desde la utilización en línea hasta la investigación académica, la preservación y la conservación, y una mayor innovación en el horizonte. Por ejemplo, el proyecto Time Machine pretende utilizar las tecnologías digitales para hacer presentaciones en 3D de monumentos y ciudades enteras, además de permitir a las personas explorar la historia de estos lugares a lo largo del tiempo.
Las organizaciones de patrimonio cultural están sumando fuerzas y adoptando nuevas tecnologías para preservar y compartir información sobre el frágil patrimonio compartido. Al digitalizar sus valiosas colecciones y poniendo la información a disposición de expertos en conservación, museos, bibliotecas y archivos ayudan a proteger nuestros delicados lugares patrimoniales. Frente a los complejos desafíos de la actualidad, la tarea parece más urgente que nunca.
Obtenga más información sobre los lugares incluidos en esta exposición explorando este mapa interactivo: