- Exposición: El modernismo
- Las mujeres en el modernismo
El papel y estatus de la mujer en la sociedad se desarrolló de manera significativa a finales del siglo XIX (como analizamos en nuestra exposición de 2016 Rostros de Europa). Las mujeres se hicieron más independientes y cada vez un número mayor de mujeres metropolitanas de clase media disfrutaban de rentas disponibles. Durante el mismo periodo, los artistas y diseñadores modernistas (predominantemente los hombres) presentaban a las mujeres de una forma muy idealizada, femenina y seductora. Las mujeres esbeltas, atractivas –y, a menudo, desnudas– con largas cabelleras aparecían muchas veces en las joyas, pinturas y grabados modernistas.
La publicidad influyó en gran medida en cómo el público percibía a las mujeres y, al igual que hoy en día, utilizó el cuerpo femenino para vender estilos de vida y productos a los consumidores.
Muchos artistas modernistas utilizaron el erotismo en sus obras, ninguno de ellos de manera más rentable que el pintor y artista decorador checo Alphonse Mucha (1860-1939). Como versátil diseñador de papeles pintados, textiles, objetos de plata y joyas, la obra de Mucha se reconoce al instante y fue muy imitada después de que se publicaran dos volúmenes de sus diseños gráficos en 1902.
El anuncio de Job para la empresa de cigarrillos Job, que se muestra a la izquierda, ilustra la idea de que «el sexo vende»: una mujer voluptuosa sujeta un cigarrillo, y sus ojos cerrados y boca entreabierta sugieren el éxtasis. El mero hecho de que esta mujer esté fumando podría verse como escandaloso, ya que muy pocas mujeres respetables de la época fumaban en público.
La vida personal de la actriz francesa de cine y teatro Sarah Bernhardt (1844-1923) fue tan dramática como su vida profesional. Fue un referente del estilo modernista y su imagen apareció en diversos productos, como cosméticos, ropa y productos alimenticios, como las galletas Lefèvre-Utile.
Bernhardt inspiró y encargó varias obras a Alphonse Mucha, como Gismonda, y además encargó joyas, porcelana y otras piezas a artistas como René-Jules Lalique.
Las mujeres famosas, como Bernhardt, se convirtieron en importantes musas para muchos artistas, y también creció el interés por otras intérpretes, como las bailarinas Jane Avril y Loie Fuller.
Fuller, a menudo considerada la personificación del modernismo, debutó en los escenarios de París en 1892, en el Folies Bergère. Bailarina de danza libre desde temprana edad, desarrolló una serie de coreografías en las que giraba alrededor del escenario al ritmo de la música de Debussy, Chopin y Schubert, con unos vivos efectos luminosos.
Aquí presentamos una breve película de la famosa Danse Serpentine de Fuller, 1891, creado por los hermanos Lumière en 1896. Se cree que la bailarina de la película es Caroline Hipple Holpin, conocida como Papinta, «The Flame Dancer», y no Loïe Fuller.
Durante este periodo, la moda femenina cambió a medida que el movimiento de la reforma en el vestir tomaba fuerza. Los diseñadores de moda modernistas desarrollaron una ropa femenina que era menos restrictiva, más ligera y con diseños más fáciles de llevar. Se impusieron los tejidos vaporosos y las líneas sinuosas en tonos modernos y, después de 1900, se diseñó un nuevo estilo de corsé que creaba una silueta en forma de S.
Llegaron al mercado las ropas deportivas, bañadores y ropa de ciclismo para mujeres. El calzado incluyó motivos modernistas con detalles estilísticos en los tacones. Las revistas de moda, periódicos y grandes almacenes presentaban los últimos modelos, que se extendieron rápidamente por toda Europa.
Eche un vistazo a nuestro tablero de Pinterest comisariado especialmente sobre moda modernista (c. 1890-c.1910) a continuación.
Al mismo tiempo que los desarrollos artísticos contemporáneos, muchos artistas que trabajaban en el estilo modernista, representaron a las mujeres de forma mística y simbólica. La fascinación por la cultura europea con la psicología y el simbolismo de esta época tuvo sus orígenes en la decadencia de la poesía y la literatura, y en la obra de Sigmund Freud. Las teorías de Freud sobre el inconsciente y la interpretación de los sueños ofrecieron a los artistas visuales nuevos temas emocionantes a explorar. Muchos artistas rechazaron los límites del realismo y pasaron a los mundos interiores.
La noción de la mujer como encarnación de pureza, o lo contrario, fue un tema común en el arte y la literatura del periodo de fin de siglo. Las mujeres eran representadas a menudo como seres etéreos, seductores y mortíferos, como Medusa y Salomé. El cuadro de 1895 de Franz von Stuck, El beso de la esfinge (que se muestra más arriba) presenta a una criatura femenina besando apasionadamente a un hombre mientras le domina con sus garras de león.
El pintor austriaco y miembro de la Secesión de Viena Gustav Klimt (1862-1918) fue uno de los artistas más famosos de la era modernista. La obra de Klimt, como Danae de 1907-08 que se muestra a continuación, a menudo mostraba a la mujer desnuda con una postura sumamente decorativa y sensual. Klimt incorporó los desnudos con materiales preciosos, como el oro y la plata, para crear superficies brillantes tipo mosaico.